“Aterrizaje en América Latina. La línea de meta del acuerdo UE-Mercosur está a la vista”, escribió en la red X la presidenta de la Comisión Europea, la belga Ursula Von der Leyen, minutos antes de aterrizar en Montevideo, donde se llevará a cabo este viernes la cumbre de presidentes del Mercosur.
La intención de la mandamás de la Unión Europea es la de anunciar hoy mismo, antes de la cumbre y junto a los presidentes del Mercosur, el fin de las negociaciones entre ambos bloques, previo a la firma de un acuerdo comercial. El acuerdo más amplio, que incluye además temas de orden político y de cooperación, quedará pendiente, ya que requiere -al igual que el primero- de la aprobación de los parlamentos de los cuatro países (casi 5, con Bolivia, aún sin voto) que integran el Mercosur y de los 27 países que conforman la UE, varios de los cuales (Francia, Polonia, Hungría y Austria) ya han dejado trascender públicamente que no firmarán.
“Trabajemos, superémoslo. Tenemos la oportunidad de crear un mercado de 700 millones de personas. La asociación comercial y de inversión más grande que el mundo haya visto jamás. Ambas regiones se beneficiarán”, termina el posteo de Von der Leyen, la principal impulsora de un acuerdo que, con marchas y contramarchas en los últimos 30 años, parece encaminado a progresar, al menos en una de sus facetas.
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“No es la firma del tratado que requiere una serie de procesos mayores. Pero estamos en un momento de cierta incertidumbre, porque estamos en las etapas finales de negociación y es el momento en que aparecen además los problemas y las voces opuestas al acuerdo en el mundo se pueden levantar”, alertó días atrás el canciller uruguayo, Omar Paganini, en declaraciones al diario El Observador, de Montevideo.
Desde la Cancillería que encabeza Gerardo Werthein son cautos. Coinciden en que Von der Leyen “tiene mandato” para negociar el acuerdo comercial en nombre de los miembros de la UE, y relativizan que el presidente Javier Milei estuviera disconforme con el texto actual, como afirmara el presidente francés Emmanuel Macron antes de abandonar Buenos Aires luego de su visita oficial, antes del G20 de Río de Janeiro.
Milei llegará este viernes por la mañana a Montevideo para la que será su primera cumbre regional. Sin bilaterales programadas, se cruzará nuevamente con su par brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, con quien intercambiaron un saludo distante en la cumbre del G20, mientras el presidente electo de Uruguay, Yamandú Orsi, invitado por Lacalle Pou, buscará establecer un primer contacto con el presidente argentino en los márgenes de la cumbre.
“La única forma de modernizar el Mercosur es desde afuera hacia adentro”, afirma a LA NACION uno de los diplomáticos que siguió paso a paso el proceso, que durante los primeros 11 meses de gestión de Milei estuvo a cargo del entonces secretario de Relaciones Económicas Internacionales, Marcelo Cima. El cargo de Cima, después de haber estado vacante por unos días, fue cubierto ayer por Juan Pazo, hasta hace horas alto funcionario del Ministerio de Economía a las órdenes de Luis “Toto” Caputo.
Fuentes del Gobierno dan por hecho que ese “fin de la negociación” y la firma formal del esqueleto del acuerdo (a mejorarse con participación de los negociadores) se producirá hoy, con el aval de Milei, Lula, el uruguayo Luis Lacalle Pou y el presidente de Paraguay, Santiago Peña.
La negociación del acuerdo UE-Mercosur había concluido a fines de 2019, e incluso el gobierno de Mauricio Macri festejó el logro, cuya cara visible fue el entonces canciller Jorge Faurie. Pero luego de la emoción hasta las lágrimas del hoy embajador en Chile comenzaron los problemas: la UE pidió agregar una cláusula vinculada con el cuidado ambiental, el denominado “Pacto Verde”, y Alberto Fernández y su par de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, contraatacaron con el pedido de revisión de temas económicos como los aranceles para productos europeos y sudamericanos.
Con la llegada de Milei, Brasil y la Argentina impulsaron los avances, aunque las protestas de los agricultores en Francia y Alemania, alertas por la entrada de productos sudamericanos a sus países, obligaron a poner el freno. Ratificada en su cargo-logró su reelección en el parlamento europeo en octubre pasado-, y con Macron debilitado por la reciente caída de la coalición de gobierno, Von der Leyen aceleró las negociaciones con el Mercosur.